Siempre he creido que el conocimiento de la música nos hace ser mejores personas, por eso te agradecería que difundieras este blog entre tus amigos.Juntos conseguiremos que este mundo sea mejor y más humano.

martes, 21 de febrero de 2012

Lise de la Salle

Lisa de la Salle nació en Cherburgo (Francia) en 1988. Comenzó a dar clases de piano a la edad de 4 años, y con tan sólo 9 años dio su primer concierto en directo para la Radio de Francia.
Desde 1997 hasta 2004 ha trabajado en estrecha colaboración con Pascal Nemirowsky y siguiendo los consejos de Geneviève Joy-Dutilleux.
Entre 1997 y 2004 Lise de la Salle ganó numerosos concursos, entre ellos el primer premio en las Audiciones Young Concert Artists International en Nueva York, que le dio la oportunidad de hacer su debut en Nueva York y Washington.
Desde 2003 hasta 2005 estudió en el Conservatorio Nacional Superior de París - CNSM, donde se matriculó el ciclo de post-grado, con las máximas calificaciones.
Está llevando a cabo una carrera internacional impresionante, con conciertos en las salas más importantes de Europa, el Reino Unido y Asia. Es invitada regularmente por las principales orquestas y ha trabajado con directores de prestigio como Fabio Luisi, Lorin Maazel, James Conlon, Osmo Vänskä, Philippe Herreweghe, Semyon Bychkov, Alexander Dimitriev, Lan Shui, Gaffigan James, Karl-Heinz Steffens, Lawrence Foster, Dennis Russel Davis, Sir Charles Mackeras y muchos otros.
Ha dado recitales en numerosos festivales internacionales, como por ejemplo: el Festival de Ravinia, La Folle Journée de Nantes y de Tokio, el Festival de Moritzburg, Festival de Música de Rheingau, Weilburger Schlossfestspiele, Aspen Festival, etc...
Lise de la Salle ha realizado conciertos en Londres (Wigmore Hall), Nueva York, Moscú, San Petersburgo, en Berlín (Philharmonie), en el Museo de Lousianna, en Düsseldorf, Dortmund, París, Munich, Boston, Montreal, Copenhague, Tokio, Moritzburg, Lucerna, Buenos Aires y otros, así como conciertos de la Orquesta con la Orquesta Sinfónica de Viena, en Nueva York, con la Sinfónica de Boston, Berlín Konzerthausorchester, Orquesta Sinfónica de Lucerna, Hamburgo NDR, Orquesta Nacional de Francia, Orquesta de Cincinnati y Pittsburgh, NHKSO, el Tschechische Filarmónica de Londres Philhamonia, San Petersburgo, Orquesta Sinfónica, Staatskapelle Weimar, Orquesta Sinfónica de Chicago, la Filarmónica de Munich y muchos otros.
Entre las orquestas más importantes figuran: la Sinfónica de Bamberg, la Orquesta Nacional do Porto, la Kapellsolisten Dresdner, Praga Philharmonia, Filarmónica de Rotterdam.
Su primer disco dedicado a Ravel y Rachmaninov, fue aclamado por la crítica, siendo el comienzo de su colaboración con el sello discográfico Naïve Classique en 2002, con el cual a grabado otros 4 CDs más.
A partir de septiembre de 2011 su nuevo disco fue lanzado en Alemania, de nuevo con Naïve. Este nuevo CD, dedicado a Liszt fue galardonado con el Diapason d'Or, el ARTE "CD del mes" y el Grammophone "Editors Choice".
Como dice uno de los críticos musicales del Washington Post, "Mientras la escuchaban tocar, el público tenía que acordarse de respirar, la emoción no cejó un segundo, mientras sus manos acariciaban el piano"
Concierto para piano y orquesta nº 2 de Chopin
Liebestod de Tristan e Isolda de Wagner para piano
Preludio y Fuga en La menor de Bach
Tocata en Remenor de Prokofiev

domingo, 19 de febrero de 2012

Sviatoslav Richter

Nació en Zhitómir (Ucrania) el 20 de marzo de 1915.  Fue conocido por su magnífica técnica y su repertorio, es indiscutiblemente uno de los mejores pianistas del siglo XX.
Su padre era alemán, un respetado pianista y profesor de piano, mientras que su madre era rusa y se dedicaba a la música de forma no profesional, siendo una de las primeras admiradoras de Debussy y Scriabin.
Richter recibió las primeras clases de su padre, y a los 8 años ya tocaba perfectamente el piano. Su familia se trasladó a Oddessa, donde Richter ingresó en el Conservatorio y permaneció allí hasta 1944. Cuando era adolescente empezó a interesarse por la carrera de director.
A los 15 años se convirtió, para gran admiración de todos, en director de la Ópera de Odessa y del Teatro del Ballet, puesto en el que se mantuvo durante cuatro años. Ofreció su primer recital de piano a los 19 años de edad, también en Odessa. Comprendiendo su extraordinario talento, sus superiores le convencieron para que estudiara en Moscú con uno de los profesores más conocidos de Rusia, Heinrich Neuhaus. Lo hizo a la edad de 22 años, y pronto completó sus estudios bajo la tutela de su profesor, que afirmó no poder enseñarle nada más.
En 1945 ganó el prestigioso Concurso Musical de la URSS y, tras ganarse una magnífica reputación por parte de la crítica, en 1949 recibiría el Premio Stalin, a partir del cual su fama se extendió rápidamente.

Actuó como solista con la Orquesta de Filadelfia durante su gira soviética y en 1957 debutó fuera de su país, en China y, en 1960, en Estados Unidos, con la Orquesta Sinfónica de Chicago. Continuó sus actuaciones en Gran Bretaña, Italia, Francia y Alemania, donde su éxito de público y crítica fue inmediato. Más tarde se asoció a los festivales de Aldeburgh (Inglaterra) y Spoleto (Italia), así como a los festivales de música franceses. Richter era conocido por ser un perfeccionista que tocaba con un estilo cálido y romántico.
En Europa ha sido un intérprete muy considerado, especialmente en Alemania, donde pasaba mucho tiempo, y en Francia, donde tenía una segunda residencia que consideraba como su segundo hogar. Tenía devoción litúrgica por el texto y un mezcla inigualable de genio artístico y comportamiento iconoclasta que le llevaron a triunfar en París. La idea de que un pianista llevase a cuestas su piano en un camión y se parase donde le apetecía tocar, por ejemplo, en un campo de trigo en Touraine, dando un memorable concierto para un par de aldeanos, alimentaba la leyenda y gustaba mucho a los franceses. En este tipo de escapadas fue cuando nació el Festival de La Grange de Meslay.
Su amplio repertorio incluye especialmente obras de Ludwig van Beethoven y de los compositores rusos modernos. Hay grabaciones suyas de obras de Johann Sebastian Bach, Johannes Brahms, Mozart, Schubert, Debussy, Schumann, Frédéric Chopin, Dmitri Shostakovich, Antonin Dvorák, César Frank y Sergei Prokofiev. Pocos pianistas han tenido una trayectoria tan lucrativa como Sviatoslav Richter. Su resistencia a realizar grabaciones en estudio cedió por fin en 1970, cuando grabó en CD doscientos magníficos títulos, la mayoría de ellos grabados en directo con material emitido por diversas fuentes de sonido, mezclados sin el acuerdo de Richter.
Se le considera responsable, junto a sus compatriotas el chelista Mstislav Rostropovich y el violinista David Oistrakh, de favorecer el intercambio cultural americano-ruso que comenzó en la década de 1970. Ha sido enormemente admirado en Rusia, y también muy premiado; se le han otorgado los máximos honores que caben a un artista musical. Momentos antes de su muerte, la televisión rusa le rindió tributo, así como la francesa, su país de adopción. Murió de un ataque al corazón el 14 de Noviembre de 1997, a los 82 años de edad. Fue enterrado en el Cementerio Novodevichy de Moscú, el lugar reservado a los mitos rusos de la música, donde también reposan los restos de Scriabin, Shostakovich y Prokokiev.
Sonata en Sol mayor nº 894 de Schubert primer movimiento (1/3)
Sonata en Sol mayor nº 894 de Schubert primer movimiento (2/3)
Sonata en Sol mayor nº 894 de Schubert primer movimiento (3/3)
Sonata en Sol mayor nº  894  de Schubert segundo movimiento
Sonata en Sol mayor nº 894  de Schubert tercer movimiento
Sonata en Sol mayor nº 894 de Schubert cuarto movimiento (1/2)

domingo, 12 de febrero de 2012

Claudio Arrau

Claudio Arrau nació en Chillán, Chile, el 7 de febrero de 1903, era hijo de don Carlos Arrau y de doña Lucrecia León. Su madre fue su primera maestra. Con sólo tres años y medio, Claudio tocaba pequeñas obras de Mozart y aprendía a leer música antes que a leer y escribir. A los cinco años ofreció su primer recital en el Teatro Municipal de su ciudad natal.
El pequeño Claudio asimilaba conocimientos musicales con una facilidad y rapidez extraordinarias. Su capacidad para leer música y comprenderla de inmediato, provocaba el asombro en los profesionales de la música. Su madre lo llevó en 1911 a Santiago, donde visitaron al Presidente de la República y a miembros del Congreso, ante los cuales Claudio exhibió sus admirables dotes. En 1910 le fue entregada una asignación económica del Gobierno de Chile para financiar sus estudios a Alemania.
En Alemania la pianista chilena Rosita Renard, puso a Arrau en contacto con el renombrado maestro Martin Krause, discípulo directo de Franz Liszt, quien, a su vez, fuera discípulo de Carl Czerny, alumno del propio Ludwig van Beethoven. Después de escucharlo el maestro Krause le dijo a doña Lucrecia: "Este niño será mi obra maestra". Mientras estudiaba en el Conservatorio Stern, bajo la dirección de Krause, Arrau, a los once años, estaba ya imbuido en los "Estudios de Ejecución Trascendental", de Liszt. En la estricta y reservada Academia germana, el jovencito provocó el mismo revuelo que en Chile, al demostrar su sensibilidad musical y su férrea voluntad para estudiar sin concederse descanso. Al poco tiempo fue llevado a diferentes ciudades europeas, en todas las cuales sus recitales y conciertos fueron aclamados con entusiasmo. En 1918, fallece M. Krause. Arrau le profesaba profundo afecto y reconocimiento no solamente por cuanto de él aprendió de la música y del instrumento, sino, además, por la cultura general que le transmitió paralelamente.
En 1920, a los 17 años, Arrau debutó con la Filarmónica de Berlín bajo la dirección de Karl Muck. En 1921, viaja a Chile y una multitud lo recibe. Cabe destacar que a los 22 años, Arrau vuelve al Conservatorio Stern, pero ahora como Profesor.
Foto de su niñez
Durante los años siguientes, gana un premio tras otro y en 1927 llega su consagración definitiva al obtener el Gran Premio Internacional de Piano, en Ginebra. En la década del 30, viaja por todo el mundo y ofrece conciertos bajo batutas tan célebres como las de B. Walter, E. Kleiber, y W. Furtwaengler. Cumple hazañas tales como tocar, en Berlín, toda la música de J.S. Bach para el teclado en doce sesiones; las Sonatas de Mozart en cinco recitales, Las Sonatas de Schubert y toda la producción pianística de Chopin. Haciendo gala de su prodigiosa memoria, ejecuta en Viena, en recitales sucesivos, los 48 Preludios y las 48 Fugas de "El Clavecín Bien Temperado" , de J.S. Bach.
En 1938, Claudio Arrau contrajo matrimonio con la mezzo-soprano Ruth Schneider, con la cual tuvo una hija, Carmen, y dos hijos: Mario y Christopher.
En 1941 Arrau se traslada a Estados Unidos. Por aquel entonces, el Maestro da un promedio de cien representaciones anuales.
En 1943, inaugura en Nueva York la "Academia Claudio Arrau" con su colaborador Rafael de Silva. Bajo su guía pasan también pianistas chilenos: Mario Miranda, Alfonso Montecinos, Edith Fischer, Galvarino Mendoza y Enna Bronstein.
Entre 1950 y 1980, Claudio Arrau es requerido por los Sellos Grabador es para grabar más de cuatrocientos discos. En el ínterin, efectúa giras por todos los continentes. Participa en el Festival de Mayo, en Praga, donde la cortina debe abrirse 28 veces porque la concurrencia no cesa de ovacionarlo.
Las alturas alcanzadas por Arrau en los terrenos de la música, son atribuibles no solamente a sus dotes naturales y al talento con el que llegó a este mundo, sino a su voluntad férrea, a su estoica disciplina, a su voracidad por el saber y a su amplísima y profunda cultura general y dedicación al estudio de la Historia y de las etapas y estilos en los que las vidas de los geniales maestros cuyas obras interpreta se desarrollaron. Arrau escudriña partituras en sus originales, examina los testimonios sobre las composiciones y analiza las referencias extramusicales.
Su manera de tocar el piano parte de un poder extraordinario de relajación muscular y de su poderosa capacidad de concentración. Arrau emplea todo el cuerpo y logra integrarlo al instrumento en una asociación que lo coloca en un plano superior al de la fatiga física. Es difícil encontrar, en toda la Historia del Arte, una carrera más extensa y rica en conquistas artísticas, así como también de reconocimientos consagratorios. Pero el prodigio de Claudio Arrau, por sobre todas las cosas, ha sido posible por su humildad inveterada e inalterable que lo mantuvo siempre alejado de cualquier forma de vanidad.
El repertorio de Arrau, muy vasto, abarcaba desde Bach hasta los autores contemporáneos, pasando por Mozart, Beethoven, Liszt, Schubert, Chopin o Debussy. Arrau no sólo fue uno de los más destacados pianistas del siglo XX, sino también uno de los últimos continuadores de una tradición interpretativa que hunde sus raíces en Franz Liszt: aquella que considera el virtuosismo técnico únicamente como un medio para servir a la música, y no como un fin en sí mismo.
Claudio Arrau León falleció en Mürzzuschlag, Austria, a los 88 años, el 9 de junio de 1991. Sus restos descansan en el Cementerio Municipal de Chillán la ciudad que lo vio nacer.
Concierto nº 5 para piano y orquesta "Emperador" de Beethoven
Concierto nº 4 para piano y orquesta de Beethoven
Sonata Waldstein de Beethoven

viernes, 3 de febrero de 2012

Arthur Rubinstein

Arthur Rubinstein nació en Łódź, Polonia, 28 de enero de 1887, fue el séptimo hijo de una familia judía de tejedores afincada en Polonia. Empezó a estudiar piano a los tres años. Poco después pasó a la tutela del músico Alexander Rozincki, que rápidamente se desesperó ante la pereza del pupilo para realizar los ejercicios que se le exigían. Su enorme talento musical le llevó sin embargo a dar su primer concierto en público cuando contaba sólo con seis años. Las posteriores experiencias con profesores polacos siguieron igualmente un curso desafortunado, y en 1897 marchó a Berlín para conocer a Joseph Joachim, afamado violinista y amigo de Johannes Brahms. El músico alemán quedó maravillado y se ocupó inmediatamente de su educación musical, en la cual también participaron Max Bruch, Heinrich Barth y Robert Kahn. En 1900 se presentó ante el público berlinés bajo la dirección de Joseph Joachim y acompañado por la Orquesta Filarmónica de la ciudad interpretando el Concierto para piano no. 23 de Mozart, el Concierto para piano no. 2 de Camille Saint-Saëns, piezas de Schumann y de Chopin. Le siguieron otros conciertos en Alemania y en Polonia.
En 1904 debutó en París, donde poco más tarde fijaría su residencia. Dos años después daría su primer concierto en los Estados Unidos, en el Carnegie Hall, con la Orquesta Filarmónica de Filadelfia. El recibimiento fue frío, y la gira posterior en tierras norteamericanas tampoco estuvo marcada por el éxito. Siguieron conciertos en Austria, Italia y Rusia. En 1912 debutó en Londres, donde se le pudo oír como solista y compañero del violonchelista Pau Casals. Durante la Primera Guerra Mundial vivió principalmente en la capital británica. Ejerció de traductor, pues dominaba ocho idiomas, y tocó junto al violinista Eugène Ysaye. Conciertos en Sudamérica y España (1916/1917) despertaron su interés por Isaac Albéniz, Manuel de Falla, Enrique Granados y Villa-Lobos, cuyas piezas pasarían a partir de entonces a formar parte de su repertorio. Debido a un juramento realizado al estallar la guerra, no volvió a actuar en Alemania a partir del 1914. En los años veinte, después de una segunda gira por los Estados Unidos, tocaría principalmente en Europa.
Durante toda esta época reconoce Rubinstein que se salió un poco del camino y se dedicó a la tarea principal de un niño prodigio, “librarse de la inmadurez”. Según sus confesiones, se entregó a los placeres carnales; falto de ganas y de disciplina, se dedicaba al piano y en los conciertos confiaba ciegamente en su talento y su musicalidad: “De joven era vago. Tenía talento, pero había muchas cosas en la vida que me interesaban más. Grandes vinos, mujeres guapas, en la relación 20% y 80%, respectivamente”, motivo por el cual posiblemente nunca alcanzó la perfección técnica de sus concurrentes. Se designaba a sí mismo como “el último tahúr” entre los pianistas, hecho que posiblemente determinaba sus lugares de actuación. Le agradaba tocar en los países del sur, especialmente en España. Allí gustaba su temperamento desenfrenado, su ligereza, su ímpetu. Los cuatro conciertos planeados para el año 1916 pronto terminaron siendo más de cien. Se hizo amigo de la Casa Real, y el rey Alfonso XIII le otorgó un pasaporte español para que pudiera viajar libremente en sus recitales en plena Primera Guerra Mundial. Tal era su reconocimiento que muchos países de habla hispana le declararon hijo adoptivo y se convirtió en uno de los más significantes intérpretes de su música. No gozaba de la misma celebridad en los Estados Unidos e Inglaterra. Dice Rubinstein con cierto sarcasmo y autocrítica: “La gente allí cree que paga para oír todas las notas. Yo, pero, dejo caer unas cuantas debajo de la mesa, alrededor de un 30%, y la gente se siente estafada. No podía estar sentado de ocho a diez horas delante del piano. Yo vivía para cada minuto. Admiro a Leopold Godowsky. Necesitaría quinientos años para tener su técnica. ¿Pero qué tuvo él de todo esto? Era un hombre infeliz, tenso, que se sentía mal cuando no estaba sentado al piano. ¿No dejó pasar su vida?”. Alguna vez dijo Rubinstein que Paul Dukas contribuyó a su salvación: “Diviértase cuanto quiera, pero no se eche a perder. París no es para usted. Vuelva a Polonia, encárguese de curarse en cuerpo y moral, beba leche, salga a montar en caballo, váyase a dormir a horas decentes, conviértase en un hombre honrado”, le dijo. Añade Rubinstein: “Fue un consejo muy sabio, y lo mejor es que lo seguí.”
Al parecer, dos hechos harían dar un giro a su vida, en ese momento: su boda en 1932 con Aniela Mlynarski, hija del famoso director polaco, y la brillante actuación de Horowitz en París. Según palabras del propio Rubinstein: “Vi en él al nuevo Liszt, capaz de dominar su época. Quería tirar todo por la ventana. Antes de morir, quiero demostrar aquello de lo que soy capaz. Cerré los puños, no por mucho tiempo debido a mi profesión, los abrí de nuevo y empecé a trabajar duramente. Tenía que vengarme. No de Horowitz, sino de mí mismo”.
Desde este momento asumió Rubinstein con renovadas fuerzas su dedicación a la música, se impuso autodisciplina y llegó a practicar hasta dieciséis horas al día. Semejante esfuerzo tuvo su recompensa, ya que tras su reaparición en el Carnegie Hall en el año 1937 fue aclamado como un genio y toda la gira por los Estados Unidos fue triunfal. Pudieron al fin escuchar el porcentaje de notas pertinente. Con cincuenta años se había convertido en un gran pianista.
Tras la invasión alemana de París en la Segunda Guerra Mundial, se trasladó con su familia a los Estados Unidos, país cuya nacionalidad obtuvo en 1946.
En las décadas siguientes dio conciertos por todo el mundo, realizó multitud de grabaciones y trabajó con músicos de renombre como Jascha Heifetz, Emanuel Feuermann, Henryk Szeryng y Gregor Piatigorsky. En 1958 volvió a tocar, después de más de veinte años de ausencia, en Polonia, donde el público le honró con lágrimas y una ovación en pie, la segunda en la historia de este país, después de la que recibiera Paderewski. Siguió tocando hasta una edad muy avanzada, siendo capaz de interpretar en una misma noche los dos conciertos de Brahms. Debido a una ceguera progresiva que le obligó a retirarse en 1976, su última actuación tuvo lugar en el Wigmore Hall de Londres.

En una ocasión dijo: "Soy un hombre feliz por tener una profesión que me permite viajar tanto. Y también puedo hablar de fortuna al decir que soy pianista. Un gran instrumento el piano, lo suficientemente grande para no poder llevárselo. En lugar de practicar puedo leer, comer, beber y dedicarme a otras actividades. ¿No soy un hombre afortunado?".
Concierto nº3 de Beethoven primer movimiento 1/2
Concierto nº3 de Beethoven primer movimiento 1/2
Sonata nº 3 Appassionata de Beethoven